Seamos honestos y realistas. Este año, no vamos a ser radicalmente distintos, ni haremos tantas cosas nuevas como se nos han pasado por la cabeza, por lo menos no todas a la vez. Por supuesto que el cambio es posible, pero las modificaciones son concretas, dirigida y discretas.
Concretas: elijamos un objetivo alcanzable y que nos haga sentir bien. Por ejemplo, no practicaremos un deporte si no nos motiva en absoluto o si nos resulta extremadamente difícil, o si lo hacemos, no lo haremos de forma continuada.
Dirigida: hemos de ser conscientes de la situación actual tal y como es, desear cambiar algún aspecto, conocer cómo hacerlo, y elegir el empezar el proceso.
Discretas: en japonés hay un término para nombrar la autorrealización o mejora continua, kaizen, que aunque se suele enfocar en los modelos de producción, a mí me parece interesante llevarlo al terreno personal. Este progreso continuo se fundamenta en procesos discretos, individuales, bien definidos. En mis consultas suelo proponer pequeños cambios, sin necesidad de sentirnos desbordaos con nuestros objetivos ni pretender un gran cambio inmediato, sino ir poco a poco, y además, disfrutar el camino.
Si quieres cambiar la forma de tomarte las situaciones difíciles, conectar contigo mismo, cuidar tu relación con el descanso, o llevar mejor el estrés e incluso disminuirlo, solo hay que empezar. Dando el primer paso.
Y sobre todo, no dejes de perseguir tu sueño.
El mío es ayudarte.