Cantidad o calidad

A veces pudiera parecer que tiro piedras a mi propio tejado. Y es que en la consulta insisto en desmitificar uno de los errores que pueden perpetuar un episodio de insomnio. La cantidad de sueño.

No voy a decir que no hace falta un mínimo de horas para estar descansado. Sería una falacia. Pero sí digo que pasar 8 horas en la cama en un sueño superficial no nos hará sentir bien. ¿Qué es mejor cantidad o calidad?.

Por supuesto, hay que estudiar las necesidades y circunstancias de cada individuo, sin embargo, me atrevo a decir que superando un mínimo (sobre el cual aún no se ha llegado a un acuerdo total y además depende de la edad de la persona), lo importante es la calidad del sueño.

Habréis escuchado alguna vez esto de “pues yo con 5 horas estoy estupendamente”, y quizá conoceréis también, incluso en vuestras propias carnes, aquello de “pues yo paso en la cama 8 horas y me levanto con la sensación de no haber descansado”.

Repito, no digo que no haga falta un mínimo de tiempo. Lo que destaco es que, además, hace falta que ese tiempo sea de calidad. Si vamos a dormir, que nuestra mente y nuestro cuerpo (haciendo aquí una distinción artificial) busquen solo el sueño, y no soluciones, entretenimiento ni conexión.

Como decía la poetisa Safo: …de noche el negro sueño a nuestros ojos…

Y sobre todo, no dejes de perseguir tu sueño.
El mío es ayudarte.

 

 

Momentos

Por regla general, en nuestro día a día, hemos de ser productivos, rentables, fructíferos. Nuestra mente y nuestro cuerpo funcionan casi todo el tiempo en modo alerta, con el sistema nervioso simpático activo, que, como he comentado en otras entradas, nos prepara para la acción. Como resultado vivimos prácticamente con el mismo nivel de actividad, a veces, incluso en sueños. Y eso agota.

Las vacaciones son un invento relativamente nuevo, vinculado al sistema capitalista y localizado en el tiempo, y muchas veces en el espacio. Durante este intervalo muchas personas desconectan de su realidad diaria, cambian de rutina o/y realizan actividades que no hacen normalmente.

Aún sabiendo que hay una clara diferencia entre el período vacacional y el resto del año, creo que sería saludable incluir momentos vacacionales en cada uno de nuestros días.

Un momento de no hacer nada, o hacer algo que nos gusta, descansar 3 minutos, admirar el paisaje (aunque sea el habitual, nunca es el mismo cielo, la misma luz, ni la misma gente), y por qué no, deleitarnos en lo que considerarnos inútil, frecuentemente bello y necesario.

Y sobre todo, no dejes de perseguir tu sueño.
El mío es ayudarte.

Cambios y evolución

Los humanos nos adaptamos continuamente a los cambios de nuestro entorno. Algunos de estos cambios son únicos, puntuales y no se repiten (al menos durante la vida de un individuo) y otros, en cambio, siguen un patrón cíclico. Los seres humanos, al igual que el resto de los seres vivos, se han adaptado a esos cambios para sobrevivir. Esta adaptación ha sido fundamental y crucial para el mantenimiento de nuestra especie. No tendría mucho futuro evolutivo buscar comida de noche, cuando, entre otras cosas,  la oscuridad otorga una ventaja a nuestros depredadores.

Así que a lo largo de millones de años de evolución, el mecanismo comportamental que nos mantiene dormidos durante el intervalo óptimo de tiempo se volvió automático y fisiológico, de modo que el cuerpo se prepara con antelación a los cambios que tienen lugar de forma cíclica en nuestro entorno. Es decir, no hace falta que veamos el cielo ni el reloj para saber que se acerca la hora de irse a dormir, sino que el reloj biológico se ocupa de ello, y manda información a distintas partes del cuerpo para prepararnos.

Me hago una pregunta y la comparto con vosotros. ¿Seremos capaces de echar por tierra en poco tiempo lo que la evolución consiguió en millones de años?.

Y sobre todo, no dejes de perseguir tu sueño.
El mío es ayudarte.

Sueños y/o realidad

Hoy voy a mencionar otra de las cosas que suceden mientras dormimos y sobre la cual la comunidad científica aún no ha llegado a un acuerdo total. Los sueños.

No obstante, sí parece fuera de duda que guardan una relación con la actividad diurna. Algunos autores sostienen que los sueños son el resultado de la asimilación de las experiencias diurnas como memorias, sobre todo autobiográficas, y que es el contenido emocional el que marca o selecciona qué vivencias serán procesadas. Porque, y esto sí lo sabemos con seguridad, durante el sueño el cerebro no duerme. De hecho tiene un nivel de actividad comparable al que tiene si estamos despiertos, solo que organizado de manera distinta, y con una topología particular.

En los sueños podemos incluso solucionar problemas. Así fue para Otto Lewi, que soñó con la manera de demostrar la naturaleza química de la transmisión nerviosa.

Y es que los sueños son un escenario idóneo para entrenar, ensayar y practicar. Lo hacemos de forma inconsciente, y algunos siendo conscientes, en los sueños lúcidos. Estos suceden cuando estamos soñando y lo sabemos. Ese grado de conciencia del sueño permite dirigir el hilo argumental de lo que esté pasando. Ya cada uno que imagine qué haría.

Y sobre todo, no dejes de perseguir tu sueño.
El mío es ayudarte.