Anoche no pudiste dormirte hasta las tantas de la madrugada.
Esta mañana ha sido un tormento despertarte temprano.
No es problema de vagancia, probablemente no tengas insomnio, es que eres vespertino.
Es la 1 de la madrugada, son las 2, todo está en silencio, todos duermen, y tú, activo como una lechuza. Y claro, por la mañana te cuesta arrancar por haber “trasnochado”. Lo que posiblemente te pase es que tu cronotipo sea vespertino, es decir, tu cuerpo prefiere la noche al día. Todas las variables biológicas que fluctúan a lo largo del día (temperatura, melatonina,…) están en tu caso desplazadas, están atrasadas con respecto a la mayoría de la gente.
Esta característica individual en algunas ocasiones puede ser un problema, ¿verdad?. Es un fastidio que te crean perezoso, una persona que no se puede ajustar a una rutina. ¡Y claro que puedes! Pero a tu rutina, con otro ritmo distinto del que te hacen adoptar las condiciones externas a ti.
Esto se puede mejorar, ¡no desesperes!. Hay pautas de comportamiento que mejoran esta situación. Aquí va una de ellas:
procura que te dé mucha luz por la mañana y la menos posible al final de la tarde. La luz es una de las variables implicadas en nuestro ritmo circadiano, es decir, en marcar la diferencia entre el día y la noche.
Y sobre todo, no dejes de perseguir tu sueño.
El mío es ayudarte.