Los humanos nos adaptamos continuamente a los cambios de nuestro entorno. Algunos de estos cambios son únicos, puntuales y no se repiten (al menos durante la vida de un individuo) y otros, en cambio, siguen un patrón cíclico. Los seres humanos, al igual que el resto de los seres vivos, se han adaptado a esos cambios para sobrevivir. Esta adaptación ha sido fundamental y crucial para el mantenimiento de nuestra especie. No tendría mucho futuro evolutivo buscar comida de noche, cuando, entre otras cosas, la oscuridad otorga una ventaja a nuestros depredadores.
Así que a lo largo de millones de años de evolución, el mecanismo comportamental que nos mantiene dormidos durante el intervalo óptimo de tiempo se volvió automático y fisiológico, de modo que el cuerpo se prepara con antelación a los cambios que tienen lugar de forma cíclica en nuestro entorno. Es decir, no hace falta que veamos el cielo ni el reloj para saber que se acerca la hora de irse a dormir, sino que el reloj biológico se ocupa de ello, y manda información a distintas partes del cuerpo para prepararnos.
Me hago una pregunta y la comparto con vosotros. ¿Seremos capaces de echar por tierra en poco tiempo lo que la evolución consiguió en millones de años?.
Y sobre todo, no dejes de perseguir tu sueño.
El mío es ayudarte.