El magnífico profesor y pedagogo hispanorromano Marco Fabio Quintiliano ya se percató en el siglo I d. C de que el sueño más que favorecer el olvido reforzaba la memoria. Hizo además otras observaciones interesantes, como que la capacidad de aprender es universal, y el desarrollo de la misma depende de las habilidades del maestro y de su maña en conocer a sus alumnos y adaptarse a ellos.
Centrándonos en el sueño, podemos afirmar que Quintiliano con esta mejora del aprendizaje tras una noche de sueño se refería a la consolidación de la memoria. Este proceso tiene lugar mayormente a lo largo del sueño, y convierte las nuevas trazas de memoria, inestables y frágiles, en recuerdos duraderos y resistentes a interferencias.
Esta estabilización de la memoria se ha demostrado en todos los tipos de información a recordar, y la música no es una excepción.
En un estudio realizado con material musical, demostraron que el recuerdo de dos secuencias de notas similares se interferían entre sí si no había una noche de sueño por en medio (Allen, 2013). Es decir, si aprendemos la melodía A y nos vamos a dormir, al día siguiente da igual que aprenda una melodía B semejante a A, porque esta ya estará consolidada y no habrá interferencia. Sin embargo, si aprendo A y B antes de dormir, al día siguiente la memoria de ambas se verá perjudicada.
Saquen conclusiones. Podemos aprender a aprender.
Y sobre todo, no dejes de perseguir tu sueño.
El mío es ayudarte.
Para saber más:
Allen, S. E. (2013). Memory stabilization and enhancement following music practice. Psychology of Music, 41(6), 794-803.